“¡Sin fiesta no hay revolución!”. Con este lema reivindicativo, AFES Salud Mental participó en el XXI Festival Internacional de Arte en la Calle, MUECA, que se desarrolló en Puerto de la Cruz del 11 al 14 de mayo. Organizado por la plataforma Cómplices MUECA y el ayuntamiento, el municipio se convirtió en un gran escenario al aire libre para acoger medio centenar de actuaciones de artistas de tres continentes, que llenaron las calles de danza, teatro, música, literatura y espectáculos de circo, además de propuestas solidarias y sostenibles.

El sábado 13, en el Espacio Muelle AFES Salud Mental, la asociación se acercó a las visitantes del festival con unos abanicos en los que podía leerse el lema que ha guiado su participación, y que invitaban a celebrar la cultura, el arte y la vida, y a alimentar “nuestra salud mental con diversión”. Mediante esta acción dinámica y creativa, la entidad, que estuvo representada por voluntarias y trabajadoras, aportó un soplo de aire fresco a sus reivindicaciones, e hizo hincapié en el derecho de todas las personas a disfrutar de las iniciativas y a sumarse desde la diversidad. La propuesta revolucionaria fue un éxito y se entregaron más de 1400 ejemplares

En el mismo enclave escénico, las visitantes pudieron disfrutar de la irreverente propuesta teatral del grupo canario Abubukaka, “El delta del Okavango”, y transportarse hasta la época barroca de la mano de la compañía de circo francesa Les P’tits Bras con “Bruits de coulisses” (“Ruidos tras bambalinas”). 

Para la asociación, formar parte del Festival MUECA ha sido una gran oportunidad de visibilización y de puesta en valor del compromiso que lleva más de 40 años desarrollando con las personas con malestar psíquico y sus familiares. También ha sido una manera de dar esperanza al colectivo y a otros que están en situación de vulnerabilidad, ya que el tercer sector tuvo un papel fundamental. Además de AFES Salud Mental, la cita contó con la presencia de Nuevo Futuro Tenerife y Aspronte, y así, las tres entidades coincidieron en un espacio de algarabía y reivindicación, en el que quedó claro que sin fiesta no hay revolución.