¡Por fin llegó el día! Radio Himalia, la radio loca canaria donde la salud mental se habla en primera persona, arrancó su quinta temporada ayer en el Aguere Espacio Cultural de La Laguna ante un público formado por espectadoras que también conviven con el sufrimiento psíquico, sus familiares, trabajadoras del proyecto y de la asociación impulsora, AFES Salud Mental, y asistentes que se acercaron por primera vez a conocer la iniciativa. 

¡Enloquecidas de orgullo! ha sido el título elegido para este despegue, celebrado con motivo del Día del Orgullo Loco, un movimiento social que surgió en Toronto (Canadá) en 1993, liderado y conducido por las verdaderas expertas, las personas con problemas de salud mental, quienes alzaron la voz para defender sus derechos y reivindicar que formaban parte de la comunidad como cualquier otra ciudadana. 

En este debate-coloquio, moderado por Enrique González, conductor de Radio Himalia, participó José Antonio Pérez, usuario de la asociación; Aritz Méndez, familiar y miembro de la Junta Directiva; Carolina Romero, psiquiatra del programa de Atención a la Patología Dual; y Eduardo Arias, asesor jurídico. Durante el mismo, conversaron sobre las vulneraciones de derechos que a día de hoy se siguen produciendo en el ámbito sociosanitario para así contribuir a construir, entre todas, un modelo de intervención que vele por la integridad y la protección de las personas con malestar psíquico y su entorno

De izqda. a dcha. Enrique González, Aritz Méndez y Eduardo Arias

«He sentido que se vulneraban mis derechos en un ingreso psiquiátrico. No te explican ni te informan del tratamiento, y el trato es desproporcionado, pero he puesto varias reclamaciones y no han sido atendidas. Además, cuando estás en esa situación, temes las represalias”, denuncia José Antonio. 

“Directamente ponemos una etiqueta e incapacitamos a las personas. Es una línea muy delgada; hay que buscar el equilibrio sin anular a nadie. Falta comunicación y medios en la sanidad pública para que las profesionales no vayan a lo fácil: las contenciones. Por otro lado, el sistema dificulta que puedas ayudar a un familiar porque no proporciona información; es muy contradictorio. Para mi fue muy traumático”, asegura Aritz. 

La celebración también contó con pancartas reivindicativas enarboladas por las usuarias de los recursos de la entidad y con la entrega de los abanicos revolucionarios, en los que podía leerse el lema de “¡Sin fiesta no hay revolución!”. Y todo ello en torno a un enclave mítico de la ciudad lagunera, el Aguere Espacio Cultural, que cedió de forma altruista las dependencias y una de sus salas para que las presentes enloquecieran de auténtico orgullo.