«Ícaro, atención a la salud mental de personas privadas de libertad: programa de apoyo a la rehabilitación y recuperación» continúa la labor de acompañamiento, iniciada en 2015, de personas con problemas de salud mental internas en instituciones penitenciarias por parte de profesionales especializadas y de manera individualizada durante el tránsito por los centros penitenciarios, y también una vez se reincorporen definitivamente en la comunidad.
En el programa planteado desde AFES Salud Mental, y aún con la situación de excepcionalidad por la COVID-19, se han atendido en el primer semestre del año a 26 personas en actividades de rehabilitación psicosocial, se ha favorecido la reincorporación de dos personas al entorno comunitario, las profesionales han participado en cuatro reuniones periódicas de valoración de casos con equipos multidisciplinares, y se ha llevado a cabo una acción de sensibilización contra el estigma de la salud mental para la población reclusa y trabajadoras de la prisión, que alcanzó a 70 personas. También se ha continuado la vinculación con 6 familias de las personas internas, y se han organizado y llevado a cabo dos salidas programadas de interés sociocultural ofrecidas a las personas con trastorno mental grave que cumplen su condena en segundo grado del régimen penitenciario.
La atención psicosocial individualizada en la que se basa este proyecto ha vuelto a reactivarse tras la interrupción temporal por la declaración del estado de alarma, tiempo en el que se mantuvo el contacto telemático con profesionales penitenciarios y con aquellas personas que sí disfrutaban de un régimen de libertad o semilibertad.
Nuevas formas de atención ante una nueva realidad
Tras el confinamiento y las repercusiones que tuvo en la vida, relaciones, salud física y mental, etc., de la ciudadanía en general, es más fácil entender a las personas que viven el confinamiento del mundo penitenciario, la verdadera distancia social, su vulnerabilidad extrema y el olvido comunitario. Los contactos con las personas presas del proyecto Ícaro se interrumpieron durante dos meses sin saber cómo su vida, salud en general y salud mental (el motor de trabajo de la entidad), habían sido afectadas por la pandemia. Pasado ese tiempo, la institución penitenciaria facilitó un nuevo modo de intervención, a través del cual comenzaron las videollamadas con el interior de la prisión y el contacto virtual con el grupo. Así fue posible recordarles que las trabajadoras del proyecto no se habían olvidado de ellas.
Esta contingencia que ha frenado al mundo entero ha redefinido el trabajo realizado en el proyecto Ícaro. La ampliación del modelo de acompañamiento a las personas, familiares y profesionales más allá de la intervención presencial favoreció la innovación en las formas de atención, sin olvidar que el fondo sigue centrado en desestigmatizar a las personas con problemas de salud mental judicializadas. El objetivo sigue siendo trabajar para que la exclusión y vulnerabilidad extremas se minimicen en una sociedad que convirtamos, entre todas, en más justa y solidaria.
Este proyecto está impulsado por AFES Salud Mental y cuenta con la colaboración y el apoyo de la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno de Canarias para la realización de programas de interés general con cargo a la asignación tributaria del IRPF en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Canarias. Puedes leer más noticias del proyecto aquí.

