Espacios de libertad y confianza para las familias de personas que están en centros penitenciarios

La privación de libertad es una de las experiencias más difíciles que puede vivir una persona debido al aislamiento social, la separación familiar, el cambio de rutinas y la limitación de movimientos que conlleva. Además, tener un problema de salud mental supone añadir una serie de dificultades, como la escasez de recursos que garanticen la adecuada atención sanitaria y multidisciplinar, la discontinuidad en los cuidados o la falta de programas individualizados que favorezcan la rehabilitación psicosocial.

En este contexto, el proyecto «Ícaro: atención a la salud mental de personas privadas de libertad» se caracteriza por el enfoque integral de la recuperación con el que se desarrolla, en el que fortalecer las redes de apoyo es fundamental. Por ello, las trabajadoras de la iniciativa se acercan y se preocupan por atender también a las familiares y allegadas, a quienes aportan información de primera mano de sus seres queridos, les prestan el asesoramiento que necesitan y facilitan, en muchos casos, la comunicación con las instituciones penitenciarias.  

De esta manera, se logra reducir la incertidumbre de las familias durante el cumplimiento de la pena privativa de libertad; un proceso del que destacan que lo más importante son los espacios de escucha que se generan, el apoyo emocional y el acompañamiento que reciben por parte del equipo profesional del proyecto. Las atenciones, que pueden ser tanto telefónicas como presenciales, se ofrecen también en el entorno próximo de las personas cuando existe alguna dificultad de movilidad.

Grupos de ayuda mutua

Asimismo, se celebran encuentros grupales para abordar contenidos de psicoeducación, que sirven para que las familiares y allegadas puedan conocer y entender mejor el problema de salud mental y así favorecer los procesos de recuperación de sus seres queridos. Los encuentros no solo ofrecen herramientas de comprensión y gestión del sufrimiento psíquico, sino que brindan la oportunidad de que las participantes encuentren espacios de ayuda mutua, en los que sienten la libertad y la confianza de contar cómo se han sentido en los momentos difíciles y las estrategias que han usado para superarlos.

La realidad es que fortalecer el vínculo y la relación sana con las familias es una de los factores que contribuye a que las personas con problemas de salud mental sobrelleven mejor la privación de libertad y que los objetivos de rehabilitación psicosocial e integración social se consigan.

La iniciativa, impulsada por AFES Salud Mental, está financiada por la convocatoria de subvenciones del Gobierno de Canarias destinada a la realización de programas de interés general para atender fines de interés social, con cargo a la asignación tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).

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