Corría el año 1993 en la ciudad de Toronto, Canadá, cuando una movilización humana sacudió sus calles para celebrar el Día del Orgullo de las Supervivientes de la Psiquiatría. Se trataba de una manifestación pionera, originada por las reticencias vecinales a que las personas con problemas de salud mental pudieran vivir en sus casas, en sus barrios, una vez dadas de alta del centro psiquiátrico de la zona.
Una sociedad más intolerante, peor informada y con más prejuicios que la actual pretendía excluir a una parte de la ciudadanía, a las “locas y los locos”, que no se callaron ante la vulneración de sus derechos fundamentales y reivindicaron que también eran miembros de la comunidad como cualquier otra vecina o vecino.
En 2002 este movimiento comenzó a denominarse Orgullo Loco, o Mad Pride en inglés, hasta llegar a España en 2010, cuando se celebró por primera vez en Asturias en un evento que llamaron “El Escandalazo”, todo un precedente histórico que abrió las puertas para la coordinación en distintas ciudades a partir de 2018.
A día de hoy el Orgullo Loco no ha perdido su esencia. Sigue siendo un movimiento conducido y liderado por las verdaderas expertas: las personas que conviven con el sufrimiento psíquico. Este año se conmemora el 29 de mayo, y algunas de las personas con diagnóstico psiquiátrico que forman parte de AFES Salud Mental han manifestado sus reflexiones y reivindicaciones en un debate compartido con las usuarias de los centros ocupacionales de la Entidad.

«Tenemos unos derechos y unos deberes, pero la realidad es que cuando salimos a la calle es como si no existiéramos. Entonces me parece muy interesante participar en este tipo de debates, porque lo que no se habla, no existe. Y nosotras sí existimos. Somos una gran mayoría en la sociedad». Así arranca Natividad Casañas, voluntaria de Sensibilización, su intervención.
Enrique González, presidente de la asociación y facilitador del encuentro, explica el objetivo: «Queremos celebrar esa resiliencia y supervivencia de muchas personas que nos hemos visto afectadas por problemas de salud mental y que hemos recibido un trato que consideramos que no es el adecuado».
Aunque el uso y apropiación del término loca o loco genere controversias y opiniones distintas, son muchas las realidades comunes y compartidas entre todas las participantes, entre las que se encuentran también Elisabet Lemos, Gwen González, Felipe Hernández, Carolina Campos y Antonio Pérez. Ellas han puesto sobre la mesa sus vivencias, los estigmas (y el autoestigma) que han experimentado, las dificultades sociales que se han encontrado, las vulneraciones de sus derechos y el cambio de visión que reclaman sobre los problemas de salud mental. Saben que el camino no es fácil, pero que acciones como estas plantan semillas de empoderamiento, de ayuda mutua y de Orgullo Loco.