Una de las diferencias que existen entre la medicina orgánica y la mental es el papel que juega en esta nuestras cogniciones, emociones y conductas.
Tanto nuestro temperamento, como nuestro aprendizaje hacen que a lo largo de nuestra vida se forme una estructura psicológica que regula como pensamos, sentimos y actuamos. Estos tres elementos y el cómo sea la relación son los que marcan en gran parte el estado de salud mental de las personas.
En primer lugar, debe haber un equilibrio entre lo que se piensa, se siente y se hace. En numerosas ocasiones el malestar de los propios tiene su base en la distancia o contrariedad entre los dos o más de estos componentes, por ejemplo si lo que pensamos no se corresponde con lo que sentimos o hacemos experimentamos un malestar que hace que no nos sintamos sanos.
La intensidad de estos tres factores es determinante una gran explosión de estos factores puede hacer que empeore nuestra calidad de vida de la misma manera que si faltan o son muy débiles
Este es el punto en que se mueve la salud mental. Lo que trabajan los profesionales con el paciente es, entre otras cosas, conseguir que puedan manejar mejor y de forma saludable estos tres elementos en el entorno en que se mueven
Por esto, la salud mental se puede tratar con fármacos una base orgánica, con terapia ,en grupo, con la familia o con varias estrategias a la vez.
En este punto la responsabilidad del profesional a la hora de decidir si un paciente verdaderamente tiene una enfermedad mental es crucial y para hacerlo hace uso de muchas y variadas herramientas. Lo que nunca se pierde de vista es que en salud mental interviene el bienestar del paciente y en ocasiones, de los que nos rodean.
Más información: www.Saludmental.info – nº 38 enero 2010.